DE LA INSURRECCIÓN DE LA CONSCIENCIA A LA REVOLUCIÓN ÉTICA


En la revista ENVÍO número 434 aparece como título de un artículo: Abril 2018, Insurrección de la consciencia, donde se hace un breve recorrido del proceso de levantamiento en Nicaragua ante los sistemáticos abusos del gobierno ortega-Murillo, lo que llevó a hacer erupción a la sociedad nicaragüense: volcán popular.

El despertar y movilización de la consciencia social necesita tiempo para encender. El progresivo malestar social por la creciente exclusión, corrupción y secuestro de las instituciones del estado- vestido de crecimiento económico, seudo cristianismo esotérico y paz- fue calando en la consciencia e inconsciente colectivo nicaragüense, que fue avivando la chispa nunca inerte del arquetipo indígena resistente que cada nicaragüense llevamos dentro.
La Pax Ortega, símbolo de seguridad dentro de una jaula de hierro y bozal en boca,  era la paz ambigua de un crecimiento económico sin crecimiento en justicia y equidad social, símbolo de lucha contra el crimen pero también contra grupos de la sociedad civil criminalizados desde las ONGs y movimientos sociales; símbolo de la Pax que arrebata la voz y derechos de aquellos que no se han mimetizados, o dejado hipnotizar por el ritual de la psicología del control social a través de chayopalos, discursos, colores  e ideología híbrida de esoterismo, seudo cristianismo y sandinismo.
Los click para deshipnotizar del letargo social lo han dado inicialmente los jóvenes, ambiguamente llamados mileniales.

Primer click: Protesta ante la pretensión de controlar las redes sociales.
Segundo click: protesta ante la pasividad del gobierno ante la quema Indio Maíz.
Tercer click: protesta ante el decreto impositivo de la reforma del INSS.
Click despertar: Jóvenes asesinados ante la represión del aparato policial-paramilitar gubernamental.

Fue como una bofetada en el rostro del pueblo, un “despierta ya”; de ahí en adelante ya no había vuelta atrás. El despertar azul y blanco, del grito por justicia, del cambio de raíz.

Y se está dando un verdadero cambio de raíz, que todas y todos los nicaragüenses estamos llamados a promover y potenciar, es el momento de la revolución axial de la consciencia ética, o sea, el surgimiento de lo auténticamente humanizante en nuestra cultura, nuestro espíritu y nicaraguanidad. Divide la historia en un antes y un después de nuestra historia política y social, es la entrada de un nuevo tiempo que está en nuestras manos que crezca y se consolide para una nueva Nicaragua basada en las grandes virtudes humanas y ciudadanas como la justicia, la equidad, la tolerancia, e.o.

La revolución ética es más profunda que cualquier otra revolución, como la económica o política, ya que estas son cambios estructurarles pero con el mismo fondo, o sea, la misma consciencia del pueblo alienado por los poderes establecidos; pero la revolución ética es una revolución de fondo, de la consciencia, y de ahí surgen verdaderas transformaciones sociales, políticas, Institucionales.

¿Pero qué revoluciona la revolución ética?
La alienación moral, el conformismo, la apatía, el adormecimiento de la consciencia, o sea, la cultura del conformismo.
Esta cultura conformista está sustentada en una visión fatalista, providencialista (Andrés Pérez Baltodano), colonizada (Boaventura Santos) de nuestra realidad. Producida y reproducida (Bourdieu) por el “poder simbólico” de los poderes facticos económicos-políticos, que produce al homo videns (Sartori), homo consumus (Cortina), homo economicus (Smith), unidimensional (Marcuse)

La revolución ética es pacifista activa, no violenta pero no por eso deja de ser crítica y movilizadora. Es la mayor fuerza ya que es legítima, surge de la consciencia, se dirige a valores humanos fundamentales, a esperanzas de bien, justicia, igualdad, solidaridad, paz. Una madre de rodillas ante los asesinos de su hijo pidiendo alto al fuego es más poderoso que mil cañones.

De la revolución de la ética surge una ética de la revolución. Esta ética de la revolución es de la consciencia, del espíritu, de los más propio y auténtico de la identidad nicaragüense.
La ética de la revolución es contextual que se “debate” en la trinchera de la insurrección popular. Que acciones tomar en cada momento dependerá del marco general y particular sobre el que se actúa. 

Marco general: estado represivo. La represión tiene varios niveles según la respuesta del pueblo resistente. Hemos visto desde el 18 de abril hasta la fecha tres grandes niveles de represión, y un posible escenario final terrible:

Ø  Nivel 1: Turbas vapuleando a manifestantes pacíficos. La policía coludida en actos lesivos contra la población, a la vez que protegiendo a turbas. Censura de canales de televisión y radios independientes. Canales oficialistas manipulan las masas sandinistas.
Respuesta ciudadana: más manifestación pacífica y denuncias por medio de redes sociales.
Ø  Nivel 2 de represión: Grupos paramilitares atacan a manifestantes, siembran el terror en las principales ciudades manifestantes. La policía coludida con grupos paramilitares y fuerzas de choque gubernamentales. Más censura y quema de radios independientes. Se Pasa de uso de bombas lacrimógenas y balas de goma a uso de fuerza letal, desapariciones, torturas. Infiltración de agentes criminales entre grupos civiles en vías de organización.
Respuesta de la población: las protestas pacíficas se tornan en enfrentamiento como resultado de la represión y asesinatos por parte de la policía y grupos paramilitares. Mayor organización de estudiantes, grupos civiles y cívicos, campesinos, derechos humanos.
Ø  Nivel 3 de represión: guerra total. Masaya, León, Matagalpa, Niquinohomo, Jinotega, e.o., sitiado por antimotines, policías, grupos paramilitares y grupos de choque del gobierno. Estrategias de quema de infraestructura del partido, saqueos de supermercados, mercados populares, infiltración de agentes criminales entre la ciudadanía protestante para cometer delitos, terror en los barrios disparando balas y morteros, asedio a universidades por motorizados y paramilitares. Guerra mediática total por medios oficialistas. Acusan a grupos de derechas, la CIA, golpe suave, etc.
Respuesta popular: tranques carreteras por campesinos y pobladores, llamado a paro nacional, exigencia entrada CIDH, exigencia de dialogo nacional, protestas y marchas multitudinarias y piquetes pacíficos. Disputas en barrios, hogares, trabajos sobre situación para conscientizar a los sandinistas no orteguistas sobre la necesidad de sacar del poder al dictador.
Ø  Peor escenario siguiente: Estamos a la puerta de una ley marcial si el gobierno provoca el fallo del dialogo. Bandas criminales progobierno incendiaran edificios gubernamentales, ejecuciones y la policía comunicará que esta situación de emergencia se les sale de las manos y solicitarán a las fuerzas militares su intervención.
Respuesta ciudadanía: en principio siempre pacífica, con resistencia no letal. Grupos infiltrados pretenden deslegitimar la protesta. Criminalidad de barrios cometen delitos.

Marcuse en su libro Ética de la Revolución (1970) explica que “la violencia revolucionaria no es sino la defensa contra la violencia contrarrevolucionaria” (pág.145) En este sentido la violencia revolucionaria se entendería, en nuestra situación concreta de protesta, como resistencia legítima y pacífica ya que el pueblo no ha pasado al nivel de la violencia revolucionaria armada. El gobierno usa la violencia contrarrevolucionaria contra un pueblo revolucionado desde la consciencia de paz, justicia, solidaridad y esperanza.
El momento de la ética revolucionaria es el momento más crítico, es cuando la insurrección popular se da cuenta que la violencia no se combate con violencia, que la legitimidad de la protesta la da actuar en el marco de los derechos constitucionales, aunque el gobierno haya suspendido estas mismos derechos. Es el momento de la ética de la liberación, del principio liberación (Dussel), del deber-ser, exigencia ético comunitaria a favor de la vida:

“… el Principio-Liberaci6n enuncia el deber-ser que obliga éticamente a realizar dicha transformación, exigencia que es cumplida por la propia comunidad de víctimas, bajo su re-sponsabilidad, y que se origina, practico-materialmente, como normatividad, desde la existencia de un cierto Poder o Capacidad (el ser) en dicha víctima. Porque hay víctimas con una cierta capacidad de transformación se puede y se debe luchar para negar la negación antihumana del dolor de las víctimas, intolerable para una conciencia ético-critica.”


Negar la negación, es afianzar la vida resistiendo el mal y violencia que puede sembrar en nosotros los sembradores de la muerte. Nos negamos a mimetizar la violencia impuesta contra el pueblo, no permitiremos que la semilla de la muerte y violencia sea sembrada, cultivada por nuestros persecutores y ejecutores en nuestros corazones, en nuestra consciencia. Ellos quieren que nos convirtamos en ellos, como en la película Matrix. En esto consiste la revolución de la ética y la ética de la revolución popular pacífica.

De ésta revolución de la ética surge una espiritualidad de liberación que la acompaña (Segundo Galilea, El Camino de la Espiritualidad). Es la espiritualidad de sacerdotes, obispos, pastores, líderes eclesiales, hermanos y hermanas que, frente al AK, los antimotines, de rodillas oran y exigen con gritos suplicantes el cese a la represión, no más muertes.
Este momento es el kairos anhelado, donde podremos pasar de la espiritual burguesa, intimista y providencial-fatalista a una espiritualidad social, política, encarnada. Una espiritualidad del camino, que acompaña al pueblo, en actitud crítica contra ideologías deshumanizantes político y religiosas. Es la espiritualidad de Jesús de Nazaret, contra la religiosidad farisaica, del poder político-religioso; y contra “esa zorra” (Luc. 13: 32), el Herodes que representa a todos los políticos corruptos, oportunistas y anti reino de Dios.

Ética y espiritualidad de la rebeldía. “Es inmoral ver el mundo desde los intereses de los opresores y guiar la conducta por los criterios que de ellos derivan” (Transformación de la moral cristiana. En: Pueblo revolucionario, pueblo de Dios. G. Giradi. 1989) es trascender la moral vigente, del status quo, a una espiritualidad y ética de la liberación: es una espiritualidad profética.  (Para comprender el derecho a resistir aún contra el derecho mismo: Roberto Gargarella (2005). Derecho a resistir el derecho)


No es posible ampliar la riqueza de las enseñanzas de tantos maestros en esta línea, ni de los acontecimientos que nos embargan en este momento. Queda solamente señalado el camino para posteriores reflexiones.

Es la revolución ética, la posibilidad de nuestra síntesis cultural, que tanto aparece en la Nicaragua soñada del Dr. Caldera y de todos los y las nicaragüenses, que dé como resultado el pensamiento propio, lo mejor de nuestra cultura.

En estos últimos días de crisis me ha asombrado la consciencia ética ambiental de la ciudadanía en las marchas recogiendo la basura tirada en la calles, la limpieza que hace la ciudadanía después de enfrentamientos contra el aparato represor del gobierno; por otro lado tanta amabilidad en las rutas, cediendo el asiento a las personas adultas mayores, pidiendo perdón ante un pisotón, marcando la tuc a personas que se quedaron sin saldo, etc.

Es de señalar otros tantos hechos como la entrega de policías a padres de familia, capturados por la población en el contexto de la represión de la policía contra la ciudadanía, entrega de armas de reglamento a organizaciones de derechos humanos quitadas a policías, marchas y plantones pacíficos.
Ha habido respuestas legítimas de la población ante la represión, de ahí la batalla heroica del pueblo  Monimbó, Niquinohomo, jóvenes universitarios de la UCA, UPOLI, UNI, UNA, UNAN. Los “arbolatas” han sido derribados ya que representan símbolos de la represión estatal-policial-paramilitar.

La resistencia desde la fe, cada noche en UPOLI, barrios  iglesias de rodillas se ora al Dios de Jesucristo por la vida de cada nicaragüense, principalmente de los que están resistiendo la represión en las calles. El Dios de Jesucristo y no los dioses de la muerte y represión, pintados multicolores, dioses faraónicos y madmónicos. Dios de Jesucristo, Jesús pueblo, Jesús muerto por el aparato represor en favor de la liberación de su pueblo. En los jóvenes asesinados se repite la muerte expiatoria de Jesús de Nazaret. Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin de la dictadura-sistema/mundo (Mt. 28: 20)

Cierro esta breve reflexión señalando lo siguiente: la revolución ética que se da como resultado de la insurrección de la consciencia no es un hado mágico, sino que es una conquista ética social por lo que como producto social necesita ser cuidada, protegida y promovida.

La consciencia ha despertado, Nicaragua nunca más será la misma. Por ello debemos, no solo querer cambiar el sistema político, sino cambiar todos los niveles donde se ha reproducido el modelo político: Político-estatal, político-organizacional, político-comunitario y político-familiar. Es cambiar el sistema patriarcal, adultista, contaminador en los micro poderes y los macro poderes. 

Todos queremos cambios en el poder político pero seguimos repitiendo el modelo corrupto en nuestras iglesias, empresas, comunidades y familias. No podremos trascender a una Nicaragua siempre mejor si nuestras subjetividades están aún sujetos a los modelos políticos corruptos.

Queremos un cambio de rumbo para una Nicaragua realmente democrática, donde el estado de derecho prevalezca. Iniciemos pues por nosotros mismos, nuestras familias y espacios donde nos movemos. Con más trabajo, educación de calidad y pensamiento crítico, emprendedurísmo y ejemplo para nuestros hijos e hijas.

Una nueva Nicaragua requiere nuevos nicaragüenses.

Porf: Miguel España.
En memoria de nuestros héroes del 19 de Abril
18/05/2018

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