POSTURA EVANGÉLICA Y GRACIA

Hoy en Nicaragua se juega la fidelidad al Dios de la Vida o a los ídolos de muerte. El gran desafío hoy es que los ídolos se visten de “ángeles de luz”. Por ello es necesario plantear ciertos criterios que nos permitan ver más allá de las máscaras, discernir los espíritus.

Los discursos bonitos, enflorados de citas bíblicas, de palabras de amor, paz y bien, pueden distraer a las consciencias, como la miel a las abejas. Es como la Cegua o la Mocuana, en nuestra mitología nicaragüense[1], que atrae a los insulsos, que seducidos por su propia ilusión se precipitan hacia su propia perdición. 

Hace falta discernimiento, capacidad instalada de análisis de coyuntura, pero fundamentalmente hace falta fidelidad al Evangelio, principalmente entre los liderazgos religiosos. Algunos argumentos justificadores para lavarse las manos son: “Juan el Bautista habló contra Herodes por su relación con Herodías, y fue decapitado por meterse donde Dios no lo había enviado”, “Romanos 13 nos dice que debemos orar por nuestros gobernantes”, “Dios nos ha enviado a predicar el evangelio no a meternos en los negocios de este mundo”, “la iglesia debe ser apolítica”, “como pastor debemos pastorear a todos sin distingo de partido político, por eso uno debe ser neutral”, etc.

Estas excusas revelan un alto grado de ingenuidad, desconocimiento del sentido objetivo de las Escrituras, falta de discernimiento, y hasta complicidad solapada o abierta. Pero debemos de ser más justos en este señalamiento y discriminar a los que sufren del “síndrome del figureo”, los idólatras del poder y dinero (comerciantes de la fe)[2], los que sufre del complejo de “mesías” y apóstoles, del resto de pastores y feligreses que de buena fe y consciencia simpatizan con los poderes mundanos y opresores. Los primeros han “vendido su primogenitura” por un plato de lentejas, o mejor dicho por mucho más que eso, y los segundos sufren tanto de una deficiente educación científica, crítica y humanista (escotosis cognitiva), así como ética teológica.

Nunca esta demás recordar que la fidelidad a Jesucristo pasa por la solidaridad con los que sufren, como en la parábola del Samaritano compasivo o el Padre amoroso del Evangelio de Lucas. El “sufrimiento” de los que tienen millones, armas, el poder del estado para reprimir, o los que actúan bajo órdenes de los poderes mundanos, jamás se podrá comparar con el sufrimiento de las personas que solo tiene su fe y esperanza en la lucha contra el despotismo de los ídolos de la muerte que gobiernan hoy Nicaragua. Es un gran pecado de nivelación o miopía quienes sostengan lo contrario.

Hay criterios jurídicos, de derechos humanos, y desde el punto de vista de la fe, teológicos, para discernir cuando un ídolo actúa vestido de Ángel de luz.
Estos criterios han sido señalados en esta investigación desde el punto de vista de la crítica antiidolátrica contra los dioses coloniales en los discursos estratégicos (predicas y doctrinas políticas y religiosas). Y se ha señalado aquellas imágenes liberadoras de Dios que son criterios de toda reflexión y praxis verdaderamente evangélica:

*      Éxodo=Liberación/resistencia/dignidad;
*      Abba=Fraternidad/Solidaridad/convivencialidad/democracia;
*      Sofía=cuidado/ hospitalidad/dialogicidad.

Toda imagen o discurso de Dios contrarias a estas imágenes bíblicas y liberadoras no serían más que “dispositivos” o “discursos estratégicos”. Es cierto que el Primer Testamento contiene imágenes construidas desde el poder real monárquico (teología davídica, Josías) y sacerdotal, pero también violentas y patriarcales.

Tales imágenes idolátricas responden a los proyecto de luchas de poder en el Israel bíblico. Pero también podemos rescatar toda una línea de imágenes mesiánicas, liberadoras de Dios, que confluirán en el proyecto y persona de Jesús de Nazaret. Como he señalado en este trabajo, todas las imágenes bíblicas de Dios deben ser releídas a la luz del Dios Abba revelado en Jesucristo. Y como Jesucristo es la “plena manifestación” de su padre (Mi padre y yo uno somos), entonces Jesús el Cristo es la medida, mediación y único camino al Padre. Por ello la teo-logia cristiana es Cristológica.

La postura evangélica ante los sucesos desde Abril 2018 en Nicaragua es clara, si tomamos como criterios las imágenes liberadoras de Dios. Digo “postura” ya que el evangelio no nos permite dobleces, mucho menos actuar por propio benéfico o por clientelismo, sino que nos exige una clara decisión por la justicia, la libertad y la verdad, principalmente desde la opción por los pobres como hizo Jesús y anunció en su programa de Lc. 4.  18, así también Yahvé en Éxodo 3.

La “postura evangélica” puede leerse como “Talante Evangélico”. El “talante evangélico” representa la solución al “talante fatalista” nicaragüense.  En Cristo somos “reconfigurados”, somos “nuevas criaturas”, “nacemos de nuevo”, “las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas”. Este talante es también una “actitud evangélica”, es una forma de ser informada del amor de Dios, de la justicia, la verdad y la libertad. Talante y actitud evangélica, eso es la “postura evangélica”.

La “postura” evangélica no es compromiso partidario, no es adulterar el Evangelio con eslogan, propaganda y consignas ideológicas, sino que significa los fundamentos de la ética evangélica. Nuestra “postura” parte de los principio del reino de Dios y su Justicia, del Evangelio. Es “postura” ya que nos “ubica” ante el mundo para ser luz y sal (Mt. 5:13-16), para anunciar y denunciar (Jeremías 1: 1-10; Mt. 3: 1-12), para servir y dar la vida por nuestros hermanos (1 Juan 3: 16). Y si esto es así, traicionamos nuestra vocación cristiana al excusarnos ante tanta muerte, represión e injusticias.

Siendo comprensivos debemos reconocer que los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales han jugado un papel en la promoción del caos y la desinformación. Estos dispositivos han sido utilizados por opositores y por oficialistas para manipular la percepción y estado de opinión de las personas.

Ambas “facciones” son responsables de tanto caos, ya que la lucha popular en Nicaragua tuvo su origen en el descontento popular de políticas cada vez más desencaminadas democráticamente hablando, sin vinculación a partidos, empresa privada, trascendiendo el espectro partidista e ideológico.

Esto explica en algún grado por qué existe una red de pastores y creyentes que defienden el gobierno por su lado fuerte (crecimiento económico), omitiendo las barbaridades de su lado flaco (los derechos constitucionales y humanos). Desde el punto de vista pastoral esto sucede ya que hace falta criterios éticos y capacidad de análisis de coyuntura, cosa que les hace presa de discursos de paz y reconciliación a través de falsas comisiones de paz. 
Hago referencia a estas causas por no mencionar otras tantas como estar “pegado” con expedientes por delitos comunes, o por seguir recibiendo regalías del estado a través del presupuesto general de la república (clientelismo), por no perder su personalidad jurídica, o por ser realmente un operador político vestido de oveja. Los tecnócratas religiosos han caido presa de la política clientelista.

Pero es mi responsabilidad también señalar que dentro del pueblo evangélico de base y algunos líderes mantienen una postura Evangélica digna. La postura evangélica digna no es asumir la beligerancia de la oposición, sino apropiarse con visión ética de las demandas de las grandes mayorías.  No se asume esta “postura” como la sume un político, ONG, empresarios, sino desde la fe. El creyente está ubicado en la dimensión de la Gracia y desde ahí lo ve y juzga todo.

Por ello damos gracias a Dios por pastores, líderes y creyentes que acudieron al socorro de jóvenes, estudiantes y personas en general, que movilizadas en protesta, eran mira de parapolicías.[3] Ante el “vamos con todo” y el “plomo”, la postura evangélica consistía en asistencia humanitaria, oraciones en trincheras, solidaridad evangélica. Por ello muchos pastores y líderes evangélicos fueron encarcelados, otros están exiliados por aparecer en “listas” de la muerte. Existen Cartas y conferencias de prensa de carácter evangélicas dirigidas al gobierno exigiendo alto a la represión, liberación de los presos políticos, entre otras demandas que desde el espíritu y ética evangélica se consideraban irrenunciables. La respuesta no fue positiva. Llegado su momento todo esto se debe documentar debidamente.

En este momento la iglesia católica juega un papel “protestante”. No hablo a favor de intereses mezquinos, sino por aquellos que tuvieron el coraje de enfrentarse a la bestia en favor del pueblo insurreccionado. Así como “el varón que tiene corazón de lis” que se enfrentó al “rudo y torvo animal, bestia temerosa...”. Y Darío comprende que el problema no es la rudeza del “torvo animal” sino la bestialidad que surge como transformación de su animalidad en bestia: en el caso del lobo es producto de la bestialidad humana, en el caso de los poderes políticos producto de su “voluntad de poder” como fundamento de su bestialidad-soberanía (Derrida, J. 2010), como la bestia Leviatán, el príncipe maquiavélico o como el mesianismo caudillesco de los iluminados políticos y religiosos de la historia de Nicaragua.

Puede ser mal entendido el “protestantismo” dentro del catolicismo, así que diré una sola cosa al respecto. Protestantismo hay donde se lucha por la justicia, por regresar a la práctica del Evangelio, donde se “protesta” contra los poderes opresores y se toma “postura Evangélica”. No se trata de confesiones y sectarismos, ni mucho menos de perfección moral, sino es sentir que corre por la sangre el “celo de Dios” por la justicia, es sentirse embargado por el Evangelio, diría Tillich. Es el Principio Protestante. 

Ser evangélico y Protestante es una exigencia que emerge de la “interpelación” de la comunidad de victimas (Dussel. 1994. p. 88-89), es un ser-para-el-otro, es un “envío” más allá de mi ego, más allá de la totalidad cerrada, como dice el canto: 

Enviado soy de Dios
mis manos listas están
para construir con Él
un mundo fraternal.

Los ángeles no son
enviados a cambiar
un mundo de dolor
por un mundo de paz,
me ha tocado a mí,
hacerlo realidad
ayúdame señor,
hacer tu voluntad.

Ser Evangélico y Protestante es una forma de existencia en obediencia a Jesucristo, son formas de existencia como diría Aranguren (1980) en relación al catolicismo y el protestantismo. Esta forma de existencia no es la forma de una ideología, o acción política o religiosa, sino es la forma que toma la existencia embargada por el Evangelio, es la forma de la Gracia.

La Gracia no solo hay que entenderla mágicamente o como influjo interior-subjetivista, sino también como fuerza que transforma: Por Gracia sois salvo. La Gracia es la crítica al sistema-mundo que mercantiliza todo, que asigna una medida según la lógica asimétrica de las relaciones amo-esclavo, rico-pobre, blanco-indígena/mestizo, hombre-mujer, amigo-enemigo, etc. Es la lógica de Mammón, del mercado total, de las ideologías, de nuestras rupturas y sufrimientos como pueblo postergado.

La Gracia nos ubica en la dimensión del “don”, donde cabe la nueva existencia en Cristo, donde rige la lógica del Ágape, donde en Abba todos somos iguales, dignos, hijos e hijas, donde el amor echa fuera el temor.
Es una terrible contradicción hablar de los efectos del Ágape (Justicia, paz, reconciliación) cuando se tiene una estrategia abierta de persecución, asedio, impunidad, corrupción y odio. Comparto con Tillich (1970) el lado “impropio del amor” dentro de la Justicia Creadora, que es la coacción. Si el poder es expresión del Amor, y el poder es creativo (crea condiciones de igualdad, justicia, responsabilidad...), pero también el poder es por definición coactivo cuando existen actos que atentan contra el Amor, entonces el Amor tiene un lado “impropio” que es la coacción creativa.

La coacción creativa quiere corregir lo que la injusticia imprime contra el Amor. Esta “coacción creativa” está dirigida a la reconciliación, la paz, resarcir al agraviado, e.o., nunca al abuso de poder ni la manipulación, que representa la coacción mundana, injusta. Lo impropio del Amor no lo es ni por defecto, ni por exceso, sino por Justicia. Es Justo que el Amor sea restaurado.

Para este trabajo el Amor no debe entenderse sentimentalmente, sino en la misma dirección de Tillich: El Amor es fundamento del poder, como reunificación de las cosas, reconciliación, ante las rupturas que causa el no-ser (llámese voluntad de poder, egoísmo, violencia, injusticias, etc.). Como vemos “la coacción Creativa” no es un defecto del Amor, sino su más eficaz medio para restaurar las cosas, reunificarlos en Amor, para vencer la violencia, el egoísmo, el autoritarismo, el espíritu faccioso y fatalista.

Por ello no podemos justificar la represión del gobierno contra los manifestantes desde textos bíblicos que dicen que el gobernante[4] tiene la espada para “castigar” al que hace lo malo,  (Rom. 13: 3-4), primero porque es una interpretación desacertada exegéticamente, en segundo lugar porque el texto indica que el “magistrado” esta para hacer “Justicia”, “está al servicio de Dios para el bien” y que premia a los que hacen bien.

La Gracia nos ubica en la dimensión del “Don”, y no podemos entrar en contradicciones siendo beligerantes, facciosos y legitimadores de poderes mundanos opresivos, sea cuales sean, y vengan de donde vengan. Nuestros actos, definiciones y posturas deben estar justificadas no desde “discursos partidarios” sino desde el Evangelio, la Fe, la Gracia, el Don, la Nueva Vida en Cristo.

El amor de Cristo nos constriñe (2 Cor. 5: 14), nos “coacciona creativamente” a reconocer la Justicia de Dios en nuestras vidas, ya no viviendo para nuestro ego-latría sino para Cristo.
Por ello todos y todas estamos “coaccionados creativamente” por el amor a procurar una paz y reconciliación basada en la justicia, la verdad, la libertad, que es el Amor en acto. Desde el presidente hasta el joven que se manifiesta con todo derecho por justicia.

Esta es la Gracia, de Abba, don gratuito, invitación a construir una comunidad fraternal, dejando atrás el modelo teórico y político del ejercicio del poder como Bestialidad -Mammón, para asumir el reto del diálogo, la consensualidad, la democracia (social-ecológica-institucional) a favor de todos y todas, iniciando por la comunidad de víctimas.


Todos y todas podemos recibir este “don”, todos y todas podemos construir “el don de la nueva Nicaragua”. ¿Aceptas el riesgo?

Oremos!


[1] Zepeda Henríquez nos da una descripción bastante completa de esta mitología, pero además les da una interpretación psicológica, y hasta moral, a estos mitos “escatológicos”, que revelan cierto fatalismo en el inconsciente étnico nicaragüense.  (1987) Mitología Nicaragüense. Managua. Editorial Manolo Morales.
[2] La Insurrección de Abril 2019 ha sacado a luz un sinnúmero de hilos de poder y corrupción, entre ellos la connivencia entre algunas cúpulas de poder evangélicas y católicas con el gobierno. Los artículos de Maryórit Guevara sobre “Los Millones de la fe” y “Los Discípulos de Ortega” revelan el clientelismo político, las lealtades políticas por encima de la lealtad al Evangelio, entre pequeños pero poderosos sectores católicos y evangélicos. Aunque se ha exagerado la referencia al clientelismo político y connivencia antievangélica de las iglesias evangélicas producto del contexto.  Para ahondar leer los artículos de Maryórit: “Los Millones de la fe”  (2019) Recuperado de: https://m.aristeguinoticias.com/2110/mundo/los-millones-de-la-fe-en-nicaragua/?fbclid=IwAR3dOaTvSamlQ7T6xOtt-iA3E9qVfEuTd81L1fkBsIDp51nkR8RSWeSmDdc; (2019) “Los Discípulos de Ortega”. Recuperado de: https://www.despacho505.com/los-discipulos-de-ortega/.

[3] Es sintomático de la incapacidad de análisis de coyuntura y formación en ética teológica liberadora las declaraciones del Rev. Nectalí Cortés al declarar que a los cristianos no los van a ver en tranques sino orando por la paz y la reconciliación, además de revelar su entreguismo al llamar al presidente “comandante” y a Nicaragua: Cristiana, Socialista y Solidaria. El Rev. Cortés es una persona honorable, pero incapaz de ver la coyuntura desde la Justicia de Dios. No se le niega su derecho a ser afecto a una ideología, pero como pastor lacera a la iglesia evangélica con declaraciones vergonzosas. Entre la pastoral evangélica nicaragüense se han identificado pastores, líderes ministeriales y creyentes en general, que por solidarizarse con los manifestantes y “tranqueros” fueron detenidos, perseguidos, exiliados y asesinados. Estos hermanos y hermanas se solidarizaron en nombre de su fe y la justicia para salvaguardar las vidas y “almas” de las personas insurreccionadas, no por lucha política, sino por “postura evangélica”. Para ampliar: https://lalupa.press/2019/10/18/los-discipulos-de-ortega/.

[4] En mi blog tengo un artículo sobre “Biblia y Gobierno: repensar los fundamentos” donde trato de arrojar luz sobre una comprensión, a la luz del Evangelio, del texto de Rom. 13, entre otros, donde se trabaja el tema de los poderes. Es común oír entre líderes religiosos y feligreses el texto de Rom. 13 para llamar al sometimiento ante las autoridades. Yo propongo una lectura alternativa: los “arkontes” son principios de autoridades, orden, que emanan de Dios (orden en justicia creativa, verdad y libertad) y no personas. Esta interpretación tradicional es medieval por su colorido de Cristiandad, pero también moderno por su tinte de legitimación de los despotismos en la modernidad Hobbesiana, maquiavélica, herencia que se ve reflejada en “la voluntad de poder” de Monarcas, dictadores, autoritarismos y caudillismos mesiánicos. La interpretación tradicional causi diviniza al sujeto, identificando poder y persona; mientras que el texto bíblico indica que los principios de autoridades en la sociedad deben estar modelados según su origen: Dios, fuente de justicia, bien, libertad, verdad. Para ampliar: España (2018) Biblia y gobierno. Recuperado de: https://nicaprotestante.blogspot.com/2018/09/biblia-y-gobierno-1-repensar-los.html.



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