ACERCAMIENTO
A LAS RELACIONES ENTRE RELIGIÓN Y POLÍTICA EN LA CONSTRUCCIÓN DE LAS
IDENTIDADES EN CUBA
1.
Los
cubanos que emigraron a los Estados Unidos por razones económicas o políticas y
se convirtieron al protestantismo y varios de esos fundadores compartieron la
constitución de obras protestantes con quehaceres políticos independentistas en
grupos conspiradores, participación en el Partido Revolucionario Cubano de José
Martí, alzamientos o colaboración con las tropas mambisas (independentistas).
Con justicia se les han llamado "misioneros patriotas".
2.
Sin
embargo, a partir de la intervención militar norteamericana de 1898, comienza
en Cuba un proceso en dos sentidos: la entrada de las Juntas Misioneras de las
iglesias de los Estados Unidos, significativamente las domésticas (Home
Missions) y no de las foráneas (Foreing Missions) como si de hecho ya el país
fuera territorio norteamericano; y la deslegitimación y desplazamiento de los
pioneros (pastores) cubanos sustituidos por misioneros estadounidenses[1] (Silvio
Platero. s/f. 124) Sobre este contexto Caridad Massón (2008. 278) nos amplia: A
raíz de la guerra de 1895, estos pastores fueron hostigados por las autoridades
y se marcharon al exilio o a los campos de “Cuba Libre”, por lo cual sus
iglesias prácticamente desaparecieron. Sin embargo, con la intervención de los Estados
Unidos en la isla, a fines de la centuria, las obras protestantes tuvieron un
fuerte impulso, esta vez de la mano de las juntas de misiones de iglesias
históricas norteamericanas, como las Bautistas del Norte y del Sur, la
Episcopal, la Metodista del Sur, las Presbiterianas del Norte y del Sur, la Sociedad
de los Amigos (Cuáqueros), la Congregacional y los Discípulos de Cristo. En
esos primeros momentos, la gestión social de esas iglesias se centró en
proyectos humanistas filantrópicos, de beneficencia y de ayuda a las víctimas
de la contienda que acababa de concluir.
3.
En
1902 y 1905 se dan las Conferencias de Obreros Evangélicos, una en 1905 para
ponerse de acuerdos para no interferirse las unas a las otras en sus
respectivas misiones. En 1916 visitó la Isla el ministro metodista John Mott,
quien trasmitió a las iglesias la necesidad de trabajar unidas. En esa época,
presbiterianos y episcopales mostraron su disposición a colaborar en ese
sentido, mientras que los metodistas no les dieron apoyo. No sería sino hasta
el año 1940, cuando Mott volvió a Cuba, que sus ideas fueron acogidas
mayoritariamente, a tal punto que el 28 de mayo de 1941 se logró fundar, bajo
la presidencia del metodista S.A. Neblett, el Concilio de Iglesias Evangélicas
de Cuba (En 1977, el Consejo decidió cambiar su nombre por uno más inclusivo,
Consejo Ecuménico de Cuba). Cinco años más tarde, en 1946, se inauguró el
Seminario Evangélico Teológico de Matanzas, con la colaboración de metodistas y
presbiterianos y, más tarde, de episcopales y bautistas orientales. (Massón. 2008.
279). Afirma también, Caridad Massón, que el presidente Batista trató de
comprarlos a estos líderes protestantes con regalos, donaciones y tratamiento
preferencial, pero no logró su propósito, pues la mayoría repudiaba al
gobierno, y algunos participaron en la lucha armada o en labores de apoyo a la
oposición antibatistiana. En los 10 primeros años posteriores a 1959, alrededor
del 70% de los pastores abandonó el país; entre ellos, casi la totalidad de los
extranjeros. (Massón. 2008. 281)
1959 fue una fecha crucial para Cuba y América Latina en general, con el triunfo de la Revolución Cubana. Por su corte marxista y ateísta no reconoció el aporte de la fe en el triunfo revolucionario[2], a pesar que el Rev. Dr. Ceballos y el Dr. Adolfo Ham (Bautista) estaban en la línea del gobierno revolucionario. Por ello, cuando se crearon los campamentos de producción agrícola, fueron llevados, para cumplir un período similar al servicio militar, personas que se definieron como “no confiables socialmente”: vagabundos, holgazanes, homosexuales, desajustados, delincuentes, curas católicos, pastores evangélicos y Testigos de Jehová, con propósitos de “reeducación”. (Zalpa y Offerdal. 2008. 281)
Agrupaciones critica
|
Agrupaciones colaboradoras |
Comentario |
1.
Comité Internacional 1.para la
Democracia en Cuba, con sede en Praga. 2. Fundación
Nacional Cubano Americana |
1. Centro
Memorial Martin Luther King 2.
Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo
Romero |
Los de postura crítica son, entre otros, tele-evangelistas Fundamentalistas
norteamericanos e iglesias neopentecostales de Centroamérica, entre cuyos
objetivos se encuentran las acciones encaminadas a la desintegrar o debilitar
de iglesias tradicionales, afectar estructuras religiosas establecidas y
estimular el descomprometimiento social. Los colaboradores pertenecen a
organizaciones religiosas que forman parte de las redes del Foro Social
Mundial y de otras redes, religiosas o no, alternativas al poder hegemónico
mundial. |
Síntesis hecha a
partir del texto de: Ana Celia Perera Pintado. (2008. 172-173)
[1]
Juana Berges coincide en su investigación: La entrada del protestantismo
tradicional e histórico había sido obstaculizada por una España colonial que
repelía cualquier intento de erosión del monopolio católico. Las primeras
iglesias no romanas fueron organizadas, en la última parte del siglo XIX, por
cubanos que residían en EE .UU. Se les ha calificado de misioneros patriotas
por la contribución que dieran a la contienda bélica contra la metrópoli
española articulando su fe cristiana y sus ideales independentistas. La
intervención norteamericana en la guerra (1898) marcó el inicio de la ofensiva
para el asentamiento masivo del protestantismo. Los nacionales fueron
desplazados de sus puestos de dirección, y el desarrollo de las denominaciones
quedó en manos extranjeras y bajo control directo de las Juntas de Misiones
Domésticas, lo que hizo patente que, también en ese aspecto, la Isla era
considerada parte del territorio de Estados Unidos. (Aurelio, A (Comp.) 2008.
202)
[2] Caridad
Massón nos informa que en los 10 primeros años posteriores a 1959, alrededor
del 70% de los pastores abandonó el país; entre ellos, casi la totalidad de los
extranjeros. (Zalpa y Offerdal. 2008.
281)
[3]
En el caso del pentecostalismo la posición más generalizada era la que agrupaba
a quienes, sin oponerse abiertamente al proyecto revolucionario, trataban de
subsistir al margen de él conservando formas tradicionales de interpretación de
la fe y la actividad religiosas (pietismo, conservadurismo, ascetismo). No
obstante, se apreciaba la presencia de líderes y creyentes que reconocían, a
veces públicamente, logros de la Revolución, particularmente en la salud
pública y en lo educativo y cultural. La segunda y minoritaria tendencia
incluía a dirigentes y laicos identificados con el proyecto cubano e
incorporado a tareas y organizaciones sociales. En ellos se evidenciaba el
enriquecimiento de perspectivas proporcionado por relecturas bíblicas y el
contacto con corrientes progresistas del pensamiento cristiano latinoamericano.
[4] Buena
muestra del carácter irreversible de la Revolución Cubana que la Iglesia
Católica decidió asumir es la promulgación de la Constitución de 1976, en cuyo
amplio preámbulo se rendía homenaje a José Martí y a Karl Marx y se resaltaba
la importancia del internacionalismo proletario. Asimismo, en uno de sus
artículos se dice que sobre la enseñanza el Estado fundamenta su política
educativa y cultural en la concepción científica del mundo, establecida y
desarrollada por el marxismo-leninismo y en promover la formación comunista de
las nuevas generaciones. El texto constitucional reafirmaba el carácter ateo
del Estado, como recuerda Delia Contreras. (Segrelles. 2018. GeGrafos. No. 102.
33)
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